A
través del actual sistema educativo, no se les está dotando a los alumnos de
las múltiples herramientas que existen a su alcance para que se desarrollen
como personas completas.
En
un entorno en el que la comunicación está cada vez más digitalizada, los niños
necesitan más que nunca aprender a expresar sus emociones. En las primeras
etapas del desarrollo del niño, cuentan con el factor espontaneidad e
inocencia, pero en etapas cercanas a la adolescencia, su cuerpo comienza a
desarrollar cambios inesperados y sus emociones están más vulnerables que
nunca. A través de la danza pueden encontrar una salida a todo ese flujo de
sentimientos que no saben expresar mediante la palabra.
Existen
numerosas investigaciones que demuestran la cantidad de beneficios que aporta
la danza cuando es trabajada en la escuela. Si el niño comienza desde muy
temprano con una formación en danza dentro de su educación, llegará a la
adolescencia con un bagaje de recursos que le permitirán afrontar esa nueva
etapa. La danza le ayudará a seguir asimilando lo que ocurre a su alrededor y a
aceptarse a sí mismo y a los demás. Además, se debe fomentar la existencia de
una educación por y para cada individuo, respetando el talento, las
capacidades, limitaciones, oportunidades y derechos que les proporcionará la
educación en los primeros años de su vida. Una educación a través de materias
que proporcionen todos y cada uno de los caminos por los que puede crecer personal
y profesionalmente cada alumno. Sin embargo, dentro del sistema educativo, el
niño con talento para el movimiento, y su expresión a través de él, no
encontrará una vía para mejorar, aprender y perfeccionar dicho talento.
Encontrará asignaturas que le harán aprender las cosas “importantes” de la
vida. Aprenderá Matemáticas y Lengua y Literatura pero no aprenderá ni descubrirá el lenguaje de su cuerpo,
que también le habla y quiere hablar.
Por
tanto, no se potencian los diferentes caminos con los que cuentan los alumnos
en el futuro que deseen, ni se les encauza hacia esas trayectorias adecuadas a
sus capacidades porque, un alumno que es malo en matemáticas, lengua, ciencias,
etc puede ser increíblemente bueno en cuanto a coordinación, conocimiento espacial,
flexibilidad y sensibilidad estética. Quizá su camino, en el ámbito de un
futuro profesional, sea la danza. Pero en la escuela nunca va a descubrirlo con
el sistema educativo actual. O quizá un alumno simplemente mejore su capacidad
para aprender a través de la creatividad desarrollada mediante la danza,
actividad que le hace feliz y que a la vez está desarrollando en él la
asimilación de valores necesarios para su formación personal.
Somos
seres sociales pero también individuales. Necesitamos comunicarnos no sólo con
el mundo sino también con nosotros mismos. Conocernos, aceptarnos y aprender a
ser mejores. En la etapa de la adolescencia este conocimiento sobre uno mismo
es complejo y confuso. Nuestro cuerpo experimenta cambios observables y no
observables que nos llevan a precisar de un lenguaje que vaya más allá del
verbal. De un lenguaje que nos ayude a expresar lo que no podemos expresar con
palabras. Que nos motive e ilusione y, sobre todo, satisfaga nuestro ser. Ese
lenguaje, sin duda, lo puede constituir la danza. ¿Por qué?
-Porque si un niño
aprende que fracasar en el aprendizaje de la coreografía le llevará más
adelante al éxito, aumentará la confianza en sí mismo y sentirá la satisfacción
del esfuerzo.
-Porque si al
bailar se siente bien, disfruta y supera barreras como la vergüenza o el miedo,
amentará su autoestima.
-Porque si al trabajar la danza en grupo, disminuyen o se solventan los
conflictos y se crea un ambiente de tolerancia, respeto y colaboración,
aumentará la mejora en las habilidades sociales y relacionales. Y si los niños
son, además de ejecutores, espectadores de sus compañeros, perderán el miedo a
que los juzguen y valorarán la interpretación de los demás.
Al
llegar a la adolescencia, el niño se siente perdido y no sabe expresar los
cambios por los que está pasando. A través de la danza encontrará una forma de
expresión útil en la manera de entender el mundo y sus cambios. Y contará con
una forma única de comunicación.
Mayka López
Martínez.
Extracto de
la investigación Beneficios emocionales y
sociales de la práctica de la danza en la escuela con preadolescentes.