Durante los últimos años se ha escuchado hablar de la “inteligencia emocional” con
mayor frecuencia. Daniel Goleman fue quien acuñó este término para hacer referencia a
la capacidad para reconocer tanto nuestros sentimientos como los sentimientos de los
demás. El autor destaca la importancia de considerar la necesidad de educar la vida
social y emocional. Existen estudios que demuestran que la conducta y el
funcionamiento tanto social como emocional comienzan a estabilizarse alrededor de los
8 años. Por lo tanto, la época de primaria es vital para poder instaurar actividades y
hábitos que favorezcan su desarrollo. Ahora bien, ¿por qué es tan importante? ¿Cuáles
son sus beneficios?
- Aumenta la probabilidad de éxito en el futuro: Goleman señaló que el Cociente Emocional (CE) es tan importante como el Cociente Intelectual (CI). Además, en su libro (“Inteligencia emocional”) escribe que “el CI aporta sólo un 20% de los factores determinantes del éxito, siendo el 80% restante atribuible a otra clase de factores”.
- Aumenta la probabilidad de evitar problemas de salud mental: Si durante las primeras etapas de primaria aprenden a expresar sus emociones de forma constructiva, es probable que eviten enfermedades como la depresión o problemas como la agresividad cuando sean adultos.
- Favorece un mejor aprendizaje: La inteligencia emocional es uno de los requisitos básicos para el uso eficaz de las habilidades cognitivas. Los estudiantes obtienen mejores resultados cuando el aprendizaje académico se combina con el social y emocional.
- Aumenta la autoestima: Los jóvenes que poseen estas habilidades sociales y emocionales son más felices y tienen más confianza en sí mismos.
- Aumenta la competencia: Se sienten más capaces de ser no sólo mejores estudiantes, sino también amigos e hijos/as. Además, si estas habilidades se emplean en casa, los efectos son mucho más beneficiosos, ya que las relaciones entre los diferentes miembros de la familia tienden a mejorar.
- Aprenden a escuchar y a resolver los problemas: Debido a que identifican y comprenden los pensamientos y sentimientos de lo demás, desarrollan la empatía, siendo capaces de ver la realidad desde el punto de vista del otro.
- Aprenden habilidades interpersonales: Son capaces de rechazar aquello que les daña y de resolver conflictos de manera asertiva (sin hacerse daño a sí mismos y sin hacer daño a los demás).
Es esperanzador ver cómo existen actualmente cientos de proyectos que enseñan
competencias sociales y emocionales como parte de su programa educativo. Este punto
es positivo, ahora bien: no se debe dejar sólo en manos de los profesores. La educación
compete a ambos, padres y profesores. Si queremos que nuestros hijos e hijas crezcan
desarrollando su inteligencia emocional, hay que trabajar conjuntamente.
Si quieres profundizar más sobre el asunto, quiero recomendarte el libro “Inteligencia emocional infantil” de Linda Lantieri. El libro incluye un CD de ejercicios para poder realizar con tus hijos o tus alumnos y una guía detallada de cómo trabajar con los menores según su diferente etapa del desarrollo (desde los 5 hasta los 12 años).
Nunca pienses que tu caso está perdido, el aprendizaje de la inteligencia emocional se denomina “aprendizaje social y emocional”. Esto quiere decir que son habilidades y, como todas las habilidades: pueden aprenderse y dominarse. Así que si has visto cómo tu hijo o tu hija puede mejorar en matemáticas o en historia, ¿por qué iba a ser diferente con sus emociones?
Si quieres profundizar más sobre el asunto, quiero recomendarte el libro “Inteligencia emocional infantil” de Linda Lantieri. El libro incluye un CD de ejercicios para poder realizar con tus hijos o tus alumnos y una guía detallada de cómo trabajar con los menores según su diferente etapa del desarrollo (desde los 5 hasta los 12 años).
Nunca pienses que tu caso está perdido, el aprendizaje de la inteligencia emocional se denomina “aprendizaje social y emocional”. Esto quiere decir que son habilidades y, como todas las habilidades: pueden aprenderse y dominarse. Así que si has visto cómo tu hijo o tu hija puede mejorar en matemáticas o en historia, ¿por qué iba a ser diferente con sus emociones?
| Priscila Abraham